lunes, 29 de agosto de 2011

CAPÍTULO 28. Estoy en casa.




Arrojadas al frío exterior, desnudas y solas. Algunas almas tienen esta sensación de abandono, al entrar en el plano terrenal desde el hogar comunitario del reino espiritual. Sin embargo, su exilio es voluntario, pues las almas llegan a darse cuenta de que tienen que aventurarse en el mundo físico para encontrar el alimento que les aporte sustento y crecimiento.
El mundo presenta muchos desafíos. En el caso de Mónica, las fogosas emociones humanas fueron como animales salvajes que casi le devuelven al cálido abrazo del espíritu, antes de que acabaran sus pruebas.

UNA MAÑANA NUBLADA de abril, Mónica me envió este correo electrónico. “Tengo un historial de depresión clínica, con dos intentos de suicidio fracasados por sobredosis de drogas. He recibido tratamientos psiquiátricos en los que se administró, Prozac. He asistido a terapia psicológica. También, he participado en grupos de autoayuda y leído muchos libros sobre ese tema. Estas experiencias me han enseñado a sobrevivir, pero no a disfrutar de la vida. Mis pensamientos y sentimientos depresivos se resumen mejor, diciendo que, «hecho de menos mi hogar». Añoro mi hogar etéreo y cósmico. Puedes imaginar lo contenta que me sentí cuando leí sobre el «hogar», en los libros de Michael Newton. Ya es hora de que tenga mi propia revelación de la vida entre vidas. Quiero evitar el siguiente episodio de depresión clínica que ya pende sobre mi cabeza”.

Mónica, se hundía en la oscuridad y trataba, desesperadamente, alcanzar el rayo dorado de la experiencia trascendente. Me sentí seriamente preocupado por la gravedad de su situación y, sin embargo, sentí instintivamente que seríamos guiados.
Hablamos por teléfono, y Mónica me dijo que sí, que echaba de menos el mundo del espíritu, pero que sus dos intentos de suicidio habían sido provocados por sus turbulentas relaciones con los hombres. Cuando establecimos una fecha para nuestro encuentro, de su voz surgió una nota de esperanza. Pronto me envió otra carta confirmando que había empezado a realizar la tarea asignada para la sesión, que su breve lista de preguntas no era tan breve y que, al final, decidió llevar todas las preguntas, y mantener una actitud abierta.

Nuestra sesión progresó con delicadeza. Aunque el alma de Mónica pudo haber sentido alguna renuencia a encarnar, no podía ocultar cierta curiosidad y excitación juvenil ante la perspectiva de un nuevo cuerpo y aventura. Pasemos a la sesión.

-; En primer lugar, le pregunto; ¿Qué sientes ahí, en el útero de tu madre?
--; Bienestar, estoy muy segura.
-; ¿Cuándo te uniste, por primera vez, al feto?
--; Momentos después de la concepción. Necesitaba verificar qué ocurría realmente. Puedo ver las células dividiéndose. Estoy satisfecha.
-; ¡Vaya! A medida que tu cuerpo se desarrolla, -a medida que pasa el tiempo-, ¿vas entrando y saliendo, o te quedas permanentemente en el cuerpo?
--; No vuelvo hasta el comienzo del segundo trimestre.
-; Y cuando lo haces, ¿qué te encuentras?
--; Puedo sentir la redondez de mis dedos, el apego a la madre, el cordón umbilical. Empiezo a chuparme el pulgar. Eso me conforta, y da seguridad.
-; ¿Siente tu alma, que este cuerpo es el adecuado para ella, o no?
--; Sí, es adecuado. Tendrá movimientos fluidos, como la libertad de mi alma.
-; ¿Ésa es la razón por la que has elegido este cuerpo, o hay otras razones?
--; Necesito un cuerpo femenino, para tener hijos y casarme con Tomás. Además, siendo mujer me sentiré vulnerable.

Mónica conectó con la conciencia de su alma en la parte de la sesión relacionada con el útero, hablando de los acuerdos de su alma como esposa y madre, y de la necesidad de ser vulnerable en su actual encarnación. La parte siguiente de la sesión, nos llevó a la experiencia de una vida pasada, que introdujo otra serie de lecciones emocionales. La mente de Mónica se orientó, no hacia su vida pasada más inmediata, sino hacia una muy anterior, en la que era una joven que formaba parte de una banda de cazadores nómadas que acechaban a sus presas en lo alto de los Alpes.
-; ¿Estás sentada, de pie o tumbada, en esta vida que exploramos?
--; Estoy de rodillas.
-; ¿Sola, o con alguien?
--; Estoy con Jomor, que está muriendo.
-; ¿Qué ocurre?
--; No sé qué le ha ocurrido. Le han herido, tiene una punzada, ¿quizá de un cuchillo? No sé qué hacer por él.
-; Tú estás de rodillas ¿Dónde está él?
--; En el suelo, tumbado de lado.
-; ¿Dónde tiene la herida? ¿Lo sabes?
--; Al principio no puedo verla, hay mucha sangre. Creo que, en un costado.
-; ¿Estás en una ciudad o fuera, en el campo?
--; Estamos en lo alto de las montañas. Hace frío, pero ahora no nieva. Hay una extensión de tierra despejada. Árboles y rocas están cubiertos de nieve.
-; ¿Puedes ver el rostro de Jomor?
--; Le hago rodar sobre su espalda y le veo. Está angustiado, siente dolor. Ahora puedo ver que tiene la herida en el costado derecho, en las costillas. Se muere, y lo sabe. No es capaz de hablar, tiene demasiada sangre en la boca. Puedo ver que muere. He llegado demasiado tarde.
-; ¿Cuál era tu relación con Jomor?
--; No soy su hermana, pero le quiero como una hermana. Nos ayudaba a reírnos de la existencia.
-; De acuerdo, deja que eso se difumine, y vayamos al último día de tu propia existencia, en esa vida. Ve allí, al último día. Describe lo que te pasa.
--; Estoy en medio de una tormenta. Perdida. Mi gente no puede encontrarme y yo no puedo encontrarles. Frío, he ido más allá del frío; he sentido mucho dolor, pero ahora, ya no siento nada. Estoy muy cansada, me voy a dormir. Sé que no despertaré. He dejado de luchar.
-; ¿Qué edad tienes en ese último día de tu vida?
--; Veintiún años. Soy una mujer joven.
-; ¿Qué piensas de esta vida que acabas de vivir?
--; Era curioso depender de la tierra y de los animales. Por supuesto, no había experimentado eso jamás; vivir como los animales, entenderlos.
-; Es hora de ir al momento justo tras la muerte. Puedes elevarte por encima de tu cuerpo, y puedes seguir hablándome. Siente que te expandes hacia los niveles más elevados. ¿Dónde estás, con relación a tu cuerpo?
--; Estoy muy cerca de mi guía. Aún puedo ver mi cuerpo. Lamento que ya sea hora de dejarlo. Pasan seis semanas antes de que lo encuentren y lo lleven de vuelta al poblado. Ha pasado mucho tiempo, pero la nieve lo ha preservado. Algunos animales han mordisqueado mi pierna.
-; ¿Hay algún ritual para el enterramiento?
--; Me envuelven en piezas de cuero, y queman mi cuerpo. Mi guía y yo lo observamos.
-; ¿Comunica tu guía contigo, mientras observáis eso?
--; No. Estamos en actitud de reverencia silenciosa. Dejamos mi cuerpo quemándose.

En esta vida pasada, después de perderse en una tormenta, Mónica se fue a dormir para escapar del dolor de la existencia. Sin embargo, durante la sesión, fue importante recordarle la tristeza que sintió al dejar su cuerpo, joven y saludable, en lo mejor de la vida.
Pronto, su espíritu guía le habló, contándole cuándo y por qué, había actuado en esa vida anterior, para estimularle a sentir ciertas emociones.
-; Le pregunto a Mónica; ¿Hay algún momento en el que tu guía comunica contigo? ¿Qué ocurre entre vosotros?
--; Él me asegura que, Jomor, está bien. Ha llegado a casa.
-; Háblame de tu guía.
--; Le llamo, Zion. Es alto, tiene expresión severa y una postura, también, severa. Lleva túnica negra, con capucha.
-; ¿Qué te dice? ¿Qué dice de tu progreso espiritual?
--; Me pregunta que qué pienso de mi progreso, y siento cierta indiferencia hacia ese tema. No me importa si he progresado o no, por eso se muestra severo conmigo. No he hecho las cosas tan bien como podría haberlas hecho, pero yo creo que él debería estar contento de que accediera a nacer. Incluso se muestra severo con esta respuesta mía. Piensa, que debería tomarme todo esto más en serio.
-; ¿Qué siente con respecto a tu actuación en esa vida?
--; Dice que, ciertamente, he aprendido cómo viven los animales, pero que he hecho muy poco por entender los sentimientos de la gente de mi poblado. Sólo me he sentido verdaderamente preocupada por la muerte de Jomor. Hubo otras muertes. Por ejemplo, la de mis padres. Nada sentí, cuando murieron. Él me pregunta por qué mi respuesta es tan displicente. Le digo que porque ya sé que ellos tienen que ir a casa. Pero él quiere que sienta más compasión.
-; ¿Te da algún consejo, con respecto a esto?
--; Sí. Él me manipuló, para que encontrara a Jomor, y me pregunta; «¿Qué sentiste cuando encontraste a Jomor?» Me sentí triste cuando le encontré, me sentí mal al ver su sangre, sentí tristeza de que su vida hubiera acabado, de que ya no pudiera cazar. Fue un momento de compasión. Y esto es lo que Zion quiere de mí, ese sentimiento.
-; ¿Te dice algo más, con respecto a eso?
--; Entro en un curso de estudio de las emociones, de los sentimientos. Paso mucho tiempo observando a la gente, observando a mis semejantes.
-; ¿Quieres decir, observando a la gente de la Tierra?
--; No. Observando a mis iguales, en el mundo espiritual. Viendo cuándo se ríen, o la frustración cuando alguien se esfuerza por entender un nuevo concepto. Se me concede mucho tiempo para observar y aprender a identificar los sentimientos a simple vista.
-; ¿De modo que, este curso de estudio, ocurre en el reino espiritual?
--; Sí.
-; ¿Te ayuda tu guía, Zion, a realizar este curso, o hay otros instructores?
--; Hay otra gente. Son ayudantes, o tutores. Me dicen; «Mira, y ve. Ve por qué él está frustrado, ¿ves lo que quiere conseguir, puedes ver por qué no puede alcanzar su objetivo? ¿Ves por qué tienes que saber esto?»
-; Dime, Mónica; ¿Por qué tienes que saber esto?
--; Zion me dice que no puedes ser un sanador si no puedes identificar las cosas que producen dolor.

En el estado de pura energía, evidentemente, las almas no tienen sistema nervioso central como cuando toman un cuerpo humano, pero son capaces de estudiar, bien por sí mismas o en aulas, la complejidad de las reacciones humanas ante los estímulos que les producen amor, odio, miedo, enfado y, así, sucesivamente. Las almas adquieren esta sensibilidad durante sus encarnaciones, y se llevan esta experiencia al mundo espiritual de entre vidas. Podemos describir este proceso, como una conciencia empática hacia la capacidad humana de sentir y, también, hacia el significado de esas emociones como reacciones a los sucesos.
Aquí, surge con claridad la necesidad de Mónica de entender la importancia de las emociones humanas. En su vida de cazadora tribal, en los Alpes, se mostró indiferente, incluso insensible, aunque su guía empezó a inducirle sentimientos. Seguidamente, estando en espíritu, entre una vida y otra, se dedica a estudiar las emociones. Finalmente, en la vida presente, elige un cuerpo mucho más sensible y vulnerable.
En su vida actual, camina sobre la cuerda floja. Necesita sentir, pero las intensas disputas emocionales de sus relaciones románticas, la desequilibran, y amenazan con llevarla al precipicio. La pena de haber acabado su matrimonio con Tomás, y una reciente y tempestuosa relación con un hombre llamado Jeremías, han sido particularmente difíciles. Esto es lo que escribió sobre esta última relación tormentosa:

“Sé, que el amor es eterno. En el caso de Jeremías, él me sonríe; yo sé quién es, y le quiero fogosamente, con ferocidad. Pero, de algún modo, mi relación con él ha estado llena de dolor, enfados y frustraciones. Volvemos a la relación hasta que los sentimientos heridos, y la ira, nos llevan a abandonarla de nuevo”.

En el encuentro del grupo de almas, conocemos que las lecciones que tiene que aprender Mónica están relacionadas con las almas de sus dos grandes amores. También, descubrimos la razón última por la que se dedica a estudiar las emociones. Oigamos la conversación;

-; Has mencionado a tu grupo del alma; ¿te gustaría conectar con ellos?
--; Está a poca distancia, lo puedo ver desde aquí.
-; Descríbeme el lugar.
--; Es circular. Es como energía luz, es una cúpula. Esta forma proporciona unos límites.
-; Ve allí, ahora. Ahora mismo ¿Ocurre algo significativo entre tu grupo, y tú?
--; Sí. Jeremías, quien fue Jomor en la vida de cazadora), Tomás y yo, los tres, estudiamos las emociones. En nuestra próxima visita a la Tierra, en esta visita, en esta encarnación, nos dedicaremos a ellas.
-; ¿Se trata de un plan que tenéis los tres? ¿Tiene algún objetivo estos estudios?
--; Compasión. Los estudios guardan relación con la compasión.
-; De modo que, los tres, vais a venir y aprender sobre las emociones, vivirlas, estudiarlas y sumergiros en ellas.
--; Sí. ¡Vamos a provocárnoslas, mutuamente! Vamos a expresarlas, darles voz, ponerlas sobre la mesa.
-; ¿Cuál es tu principal aspiración?
--; Cuidar de los que vuelven de la Tierra.
-; Puedo ver por qué. la compasión podría ser importante.

Los dolores y penas de los actuales enredos románticos de Mónica, no son casuales. Sus sufrimientos no son el resultado del mal karma, ni son castigo de creador vengativo. Estas circunstancias han sido elegidas por ella misma, y planeadas de acuerdo con otros dos queridos compañeros de su grupo de almas formando, todo ello, parte de un gran estudio sobre las emociones humanas. Los tres han acordado encarnar e interactuar para explorar la intensidad de los sentimientos humanos. En cuanto a Mónica, esta experiencia servirá para fomentar en ella, empatía y compasión, lo que le preparará para su trabajo futuro como cuidadora de almas que vuelven de la Tierra.
Las piezas del rompecabezas encajan; el paisaje empieza a tomar forma. Mónica comprende, con más profundidad, su lección emocional, a medida que su guía espiritual le lleva a presencia del Consejo de Ancianos.

-; Le pregunto; Dime, ¿a dónde a vas con tu guía?
--; A un sitio. Es muy parecido a un templo. Veo que avanzamos por un corredor abovedado; los ancianos están sentados, justo delante mío, en una hilera, en sillas parecidas a tronos. Son siete.
-; Bien. ¿Qué posición adoptas, con respecto a los sabios?
--; Estoy de pie, en el centro. Quiero ponerme detrás de mi guía, Zion; no quiero permanecer frente a ellos. Zion está cerca, pero yo quiero estar detrás de él, como un niño que se esconde detrás de su protector.
-; ¿Sientes algún tipo de sentimiento, o emanación, procedente de los miembros del Consejo, que te haga sentirte así?
--; Sí. Y es muy extraño. Se muestran indiferentes. En realidad, no es indiferencia, no es aceptación, no es insatisfacción. Lo cierto es, que no sé lo que esperan de mí.
-; ¿Te exponen alguna crítica, o te dan ánimos?
--; Me hacen entender mi rebeldía, y mis sentimientos de decepción y duda, cuando estoy frente a ellos. Esto, en sí mismo, es un mensaje para mí.
-; ¿Cómo lo descifras? ¿Qué significa ese mensaje para ti?
--; Significa, que no debes reprender a alguien para que aprenda algo. Los ancianos no riñen. Más bien, me hacen entender, y soy capaz de comprender la lección, y ver la necesidad de progresar.
-; ¿Qué mensaje te comunican, que pueda resultarte útil en tu vida actual?
--; Hoy he aprendido compasión, pero tengo que aprender a perdonar.
-; De modo que, la compasión, es más de una vida anterior, pero el perdón, ¿es la lección de esta vida?
--; Sí.
-; ¿Qué es el verdadero perdón?
--; Es comprender que cada criatura tiene su propio método de aprendizaje y producción, y que tiene derecho a cometer errores, como yo. El proceso de aprendizaje no es perfecto, y tengo que entender esto para no recordar siempre a la gente por el dolor que imagino que me causaron en el pasado.
-; Dices: «El dolor que imaginas que te han causado». De modo que; ¿ese dolor es algo que creas tú misma?
--; A veces. Las almas no siempre están alineadas con su propósito. Pero tienes elección.
-; ¿Puedes elegir protegerte del dolor?
--; Bueno. Puedes, pero entonces no te beneficias, plenamente, de la lección. ¡No tienes un dolor imaginario que perdonar!
-; Parece una especie de juego.
--; Lo es. Se trata de parámetros que establecemos para aprender.

A este respecto de lo que comenta Mónica, durante un trance de regresión, un amigo sabio me dijo en una ocasión, que la Tierra es laboratorio de pruebas, mientras que el mundo del espíritu lo es de descanso. En el mundo del espíritu aprendes, enseñas, reevalúas, pero después tienes que poner a prueba todo lo que has aprendido. Te vas poniendo a prueba viviendo diferentes vidas para ver si, realmente, has integrado lo aprendido; para ver si ello se ha convertido en parte de tu esencia. Es como cuando sufres un daño, ¿surge el perdón de lo profundo de ti? ¿Te surge de lo profundo, mostrar compasión? ¿Puedes ofrecer amor incondicional, es decir, sin exigencias? Todas estas cosas se ponen a prueba en la vida. Es como separar el grano de la paja.

La sesión de Mónica se iba relajando.
-; Me gustaría, Mónica, plantear al consejo algunas de las preguntas que has traído para esta sesión. ¿Qué es lo que tenías que conseguir con tu última relación de amor posesivo?
--; Más ocasiones de perdonar.
-; ¿Qué lección tienes que aprender, en esta encarnación, con la interacción con Jeremías?
--; ¡Uf! Hay cosas que siento que no he de perdonar. ¡Es como llevar los zapatos en el pie equivocado! Jeremías es compañero del alma, muy cercano pero no mi principal pareja. Pero está muy cerca.
-; ¿Hay alguna sugerencia del Consejo, o de tu guía Zion, respecto a lo que puedes hacer en tu vida actual, para progresar?
--; Se me han dado oídos para oír, para escuchar, para prestar atención.
-; ¿Hay algo que puedas hacer?
--; Seré guiada en mis acciones, tal y como he sido guiada hasta ti.

Cuando la sesión acababa, a Mónica se le concedió un regalo de despedida.

-; Le pido a Mónica lo siguiente. Echa una última mirada a tu alrededor, para ver si hay algo que no hemos tenido en cuenta.
--; Estoy recibiendo un ajuste de energía para sentir menos añoranza por mi hogar. Me están alineando, para que eso no me afecte tanto.
-; ¿Quién hace eso?
--; Dos sanadores. No me son extraños, pero no siento que sean tan íntimos como mi grupo de almas. Esto se me ofrece para animarme a progresar hacia el tipo de trabajo al que aspiro.
-; ¿Qué sensación te produce?
--; Lo siento en mi plexo solar, aquí mismo. La añoranza del hogar es un deseo extremo de estar en casa. Es una sensación del tipo, «He tenido un día duro en el trabajo, quiero ir a casa y meterme en la cama”. Sólo que, en realidad, no puedo ir a casa y meterme en la cama; ir, desde la Tierra, hasta mi hogar espiritual.
-; ¿Qué tiene esto que ver con los intentos de suicidio?
--; La naturaleza de este espíritu, es preferir su casa.
-; De modo que te hacen algo, ¿cómo te sientes?
--; Puedo ver que están movilizando la energía de mi aura. Mezclan un color rosa con mi blanco y azul claro, creando un tono lavanda pálido. A medida que lo hacen, puedo ver que se reduce mi añoranza por el hogar.
-; ¡Qué bendición! Relájate, respira, tómate todo el tiempo que necesites. Y avísame cuando, realmente, estés preparada para pasar a otra cosa.
--; ¡Estoy preparada!

Tres años después de la sesión, Mónica aún sigue con nosotros, viviendo, trabajando, creciendo. A veces, tiene que afrontar momentos duros, pero ya no se siente fría, desnuda, sola. Está emocionada, porque va a ser abuela. Continúa escuchando y practicando el perdón, lo mejor que sabe. Aquí, escribe algo sobre los entendimientos incorporados en su experiencia.

“Creo que podrías llamar, a la desesperación que me hizo intentar suicidarme dos veces, «añoranza del hogar»; me sentía enferma y necesitaba ir a casa. Pero mi sesión  me ha mostrado que estoy en casa. La Tierra es real, pero sólo es una extensión del aula celestial. No hay ni aprobado ni suspenso; simplemente, se trata de tener la experiencia.
La vida ya no me resulta agobiante. De hecho, ya no tengo pensamientos suicidas. Ahora, pienso que podría ser más sabio vivir hasta los noventa años, para vivir dos vidas en una.