viernes, 26 de agosto de 2011

CAPÍTULO 21. Campanas.




Este caso, ilustra que la gente puede tener papeles similares, tanto en nuestras vidas pasadas como en la actual, y que las relaciones actuales pueden ser teñidas por la naturaleza de esas antiguas asociaciones. También revela una correlación directa, entre los síntomas físicos que se manifiestan en nuestra vida actual, y las circunstancias de nuestra muerte, en la vida anterior, vinculado todo ello por sentimientos de culpa e impotencia. Mi cliente, llamado Santiago, aprende, que sus sentimientos de ira y baja autoestima, que vienen de su pasado, bloquean su evolución. Al recuperar sus recuerdos de la vida entre vidas, se da cuenta de que depende de él, y sólo de él, soltar las heridas del pasado, y realizar el propósito de su vida.
Este caso, también demuestra que nuestros guías usan imágenes que nos son relevantes, a fin de ilustrar nuestros puntos fuertes y débiles. Vayamos al caso:

CUANDO SANTIAGO VINO A MI consulta, era hombre con una misión. Era, y es, psicoterapeuta dedicado a ayudar a otros que se sienten abrumados por la ansiedad y la depresión, aunque él mismo sufría estos estados en su vida personal. Explicó que, al exterior, su vida parecía idílica; una hermosa familia, buena casa y carrera profesional brillante, con una consulta que no dejaba de crecer. Pero a sus cuarenta y cinco años, ya había experimentado una larga historia de torbellinos internos que le solían producir migrañas, ataques paralizantes de pánico, y agorafobia, es decir, terror a los espacios abiertos. La medicación, y la terapia tradicional, habían calmado su inquietud durante breves periodos, pero una soterrada corriente de ansiedad continuaba aflorando a la superficie, y el daño que ello causaba a su vida familiar, carrera profesional e imagen que tenía de sí mismo, iba en aumento. Santiago dijo, que ya tenía suficiente; quería llegar al origen de su estado, curarse, y vivir libre del miedo y de la medicación.

De niño, Santiago vivió con su madre y abuelos, y nunca conoció a su padre. A los cuatro años, su madre le presentó a Bil, el hombre que la cortejaba. «No, él no», fue la primera respuesta instintiva del niño Santiago. A medida que Bil se convirtió en un elemento fijo en su vida, también lo fueron el abuso emocional y verbal. El apego de Santiago por su madre, se convirtió en un miedo constante por poder perderla, y en una sensación de disgusto hacia Bil, que acabó convirtiéndose en ira y resentimiento. El día que se graduó en el instituto de enseñanza secundaria, llegó a casa y vio a su padre adoptivo zarandeando, violentamente, a su madre. Santiago le pegó un puñetazo en la cara y Bil cayó al suelo. Esa misma noche, le pidieron que se fuera.

Empezamos nuestra investigación con una regresión a una existencia anterior, buscando una vida que fuera significativa para justificar la ansiedad de Santiago. Recordó haber sido un esclavo negro, llamado, Álbert, en el sur de norteamérica, en la Georgia del siglo 19. Debido a su posición como supervisor de los esclavos del campo, era cruelmente azotado y humillado por su amo, y obligado, a su vez, a azotar a su propia gente cuando se le ordenaba. Álbert, odiaba al amo, pero contenía su odio para conservar la vida. Su esposa, que era golpeada y violada frecuentemente por el amo, sucumbió a las heridas físicas y morales, muriendo joven. Álbert, vivió el resto de su vida iracundo, resentido y solitario. Al morir, sintió que su alma salía disparada hacia arriba, y llegaba a descansar a presencia de un ser vibrante. Cuenta, que su cuerpo empezó a temblar de excitación. Reconoció, que éste ser era su guía, y le llamó, Jorge.

-; Pregunto a Santiago; ¿Cómo te saluda, Jorge?
--; Santiago contesta lo siguiente; Jorge me dice, que mi falta de fe hizo que me sintiera solitario cuando era Álbert. Y ahora me pregunta que por qué me preocupo. Todo está siendo atendido; si tuviera más fe, lo sabría, y no sentiría esta ansiedad. Cuando vacilo, él tiene que devolverme a mi lugar, y se está cansando de hacerlo.
-; ¿Está realmente cansado de trabajar contigo de esta manera?
--; (Dudando.) No, en realidad no; sólo lo dice para que tenga efecto su aviso; espera, pacientemente, que recupere la fe, que confíe en su presencia. Me dice que se siente orgulloso de mí. En esa vida, nadie me había dicho eso. Y ahora, veo que mi madre del pasado es mi actual esposa, y el amo de los esclavos, es la misma alma que mi padre adoptivo, Bil.
-; Pregunto a Santiago, si trabajaremos con Jorge, en el mundo del espíritu, en nuestra próxima sesión.
--; (Santiago se ríe, y me contesta lo siguiente). Él, dice que si; que es imprescindible. Creo que me dice esto con frecuencia. Lo dice cuando quiere indicar que hay una ruta más directa, si tengo fe y conecto con él internamente. A veces, hago las cosas de una manera particular, tomando rutas más largas. Dice que, al final, todo saldrá igual; es paciente, y divertido.

Pasaron una pocas semanas, y Santiago volvió para realizar su regresión. Sentía, que se había relajado más, después de la última visita, y tenía muchas ganas de tener nuevas revelaciones. Recordar la vida en la que fue Álbert, le había ayudado mucho a entender la dinámica existente entre su madre, su padre adoptivo, y él. El pánico desconcertante que solía sentir antes de ir a trabajar, se volvió más comprensible. Confesó, que se sentía tan excitado con respecto a la regresión que iba a hacer, que era como si fueran a venir los reyes magos con sus regalos navideños. Su objetivo era hallar alivio para sus dolores de cabeza, y continuar diluyendo la ansiedad, particularmente, la que se originaba en el estómago.
Comenzamos el viaje yendo a su vida más reciente, en la que había sido soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial.
La escena se abre en fríos bosques. Mi cliente es, ahora, Klaus, y se prepara para una guardia nocturna. Hace inventario de sus armas; rifle en la mano derecha, caja de munición en la izquierda, pistola en la derecha, cantimplora en la izquierda, granadas atrás; todo ello colgando de un gran cinturón, «igual que si fuera el cinturón de Santa Claus», explica. Se siente solo; piensa en su esposa y en sus hijos. No quiere estar allí; nunca quiso ir al frente. Dice que fue obligado a ir, los nazis amenazaron a su familia. Al día siguiente, entra en contacto con el enemigo. Dice, con voz tensa; “Estoy en la parte frontal del grupo, detrás de una pequeña colina de tierra. Estoy apostado como francotirador. Les disparo cuando se mueven para ganar posiciones entre los árboles. Les disparo a la cabeza, tal y como me han dicho; tenemos ventaja; los matamos a todos. No me siento bien con esto. Avanzamos, hay norteamericanos muertos por todas partes; me siento enfermo. Posteriormente, los otros lo celebran, beben. Yo me separo. Quiero vomitar. Por dentro, estoy destrozado. Me gusta ser el mejor; me gustan las alabanzas de mi comandante, pero me detesto por la matanza hecha.

A esto que relata Santiago en la persona de Klaus, le sigue otra batalla. Aquí, Klaus avanza en campo abierto cuando recibe un disparo en el estómago. Siente el dolor caliente, ardiente, mientras entra y sale, sucesivamente, del estado de consciencia. Finalmente, se desliza fuera de su cuerpo, ve una luz a distancia, y siente paz. Acercándose, ve que la luz es un túnel. Entra, y mientras se desliza por el túnel, el dolor que sentía en la tierra desaparece, poco a poco. Su guía, Jorge, está detrás de él; salen del túnel y atraviesan capas de niebla;

-; ¿Cuál es el propósito de la niebla?
--; Contemplación. Procesar la vida pasada. Mi guía coloca su mano en la parte baja de mi espalda, me está calmando, permitiéndome hacer esto.
-; ¿Por qué nombre te llama?
--; Zíos.
Después de una cálida bienvenida, por parte de las almas familiares, llevan a Zíos a una pequeña habitación cerrada, para pensar.
-; ¿En qué piensas en este lugar?
--; (Con tristeza.) Pienso en las emociones que he sentido siendo Klaus. El lamento que siento ahora. El dolor que he causado. El miedo de los que maté. La pérdida para sus familias. La quemazón que causan las heridas de los disparos.
-; ¿Dónde sientes esa quemazón?
--; En la cabeza; apuntaba a la cabeza.
-; ¿Está esto relacionado con las migrañas que sientes en la vida actual?
--; Sí, directamente.
-; La sensación de ansiedad en el estómago, ¿está relacionada con estos hechos del pasado, en el cuerpo de Klaus?
--; Sí. Con la herida que me mató.
-; ¿Qué es lo que hace que estos síntomas se manifiesten actualmente?
--; (Zíos, está absorto en intensos sentimientos de decepción con respecto a sí mismo y, después de un tiempo, responde a la pregunta.) Me condeno más, de lo que lo hacen los demás que me rodean, pero soy responsable de mucho dolor. Ser el mejor significaba matar a muchos. ¿Por qué no pude ser más como Jesús? Él se dejó matar, antes que dañar a otros. No está bien matar; no estoy orgulloso de mí mismo.
-; ¿Puede ayudarte tu guía a elaborar estos sentimientos?
--; (Pausa.) Sí. Pero parece que también hay otros enviando sus pensamientos a este espacio. Hay mucha paz en esta pequeña habitación.
-; ¿Quiénes son esos otros?
--; (Buscando.) No estoy seguro.
-; Esos desconocidos que te ayudan, ¿podrían sugerirte cómo remediar el dolor de cabeza, y la ansiedad de tu vida, como Santiago?
--; (Calladamente.) Todo eso que citas, lo mantengo en mi contra. Tengo que dejar de despreciarme para poder amar, verdaderamente, a otros. Tengo que perdonarme, para poder perdonar a los demás.

Cuando mi cliente valora este consejo, aparece otro ser; Santiago dice que es Jesús, y se siente un poco nervioso pero, al mirar más de cerca, dice que la figura cambia de aspecto, y que ahora lleva puestas unas zapatillas de correr, de oro, y una toga.

-; Le pregunto; ¿Quién es este ser?
--; (responde un poco aliviado). Es, Dónovan. Él también me ayuda, es un guía principiante que trabaja con Jorge. Se ha presentado como Jesús, para captar mi atención, ¡y vaya si ha funcionado!,
-; ¿Por qué se te aparece como Jesús para captar tu atención?
--; En la vida en la que fui, Álbert, traté, insistentemente, de seguir el ejemplo de Jesús. Me enseñaron a leer. Uno de los libros que leía, era la Biblia. Me aferraba a sus palabras cuando las cosas eran difíciles de soportar.
-; ¿Dónovan te recuerda esto por alguna razón?
--; Él quiere que recuerde lo bien que lo hice; que podría haber estallado de ira muchas veces, pero en cambio, me controlaba frente a grandes provocaciones.
-; ¿Es este conocimiento importante para la vida de Santiago?
--; (Reflexionando.) Sí. Dónovan me está mostrando un tema común. Cuando era, Álbert, detestaba sentirme temeroso, humillado; el miedo se convirtió en ira. Me enfadaba ser impotente.; incluso envidiaba la posición del amo. Aunque conseguí controlar bien mis actos impulsivos, enfocándome en el mensaje de Jesús, no lo llevé al corazón. Ahora, los sentimientos vuelven a mí, cuando soy Santiago. Siento ira cuando no me respetan; miedo, cuando no estoy en lo alto de la pirámide. La ansiedad viene de eso, y es una señal de que no estoy recibiendo el mensaje. He querido resolver todo esto en mi actual vida como Santiago. Dónovan, me muestra que estos sentimientos han salido a la superficie recientemente; él los estimuló, pues sabía que yo quería afrontarlos, y me ayudó a ello.

Dónovan, escolta a, Zíos, hasta un grupo de almas con las que colabora, tanto en el mundo espiritual como en la Tierra. Dice, que trabajan en una lección compartida; la de expresar grandes dosis de amor cuando se afrontan grandes desafíos en la Tierra. Se le recuerda que, tanto su necesidad de reconocimiento, como su condena de sí mismo por buscar reconocimiento, bloquean su misión. Curiosamente, los miembros del grupo se posicionan en una forma triangular y, éste, es uno de los diversos triángulos que se presentan a Zíos durante este viaje por el mundo del espíritu. Aquí, mi cliente se halla en el centro de la formación;
-; Zíos. ¿Por qué aparecen los triángulos? ¿Qué importancia tiene, esta forma geométrica, en tu evolución?
--; Usan esta forma para describir la importancia que doy a estar en la cima, a mi necesidad de estar en lo más alto. Siento que tengo que ser el mejor.
-; ¿Por qué te ponen en el centro?
--; Me rodean con su amor, me siento bien; quieren que conozca el amor que puedo sentir estando en el centro del triángulo; no tengo que estar en la cima, para ser amado.

Posteriormente, Zíos es escoltado hasta lo que parece ser un tribunal, y se encuentra de pie, ante un Consejo de Ancianos. La configuración espacial, incluye una plataforma elevada, que es más alta en el centro, y desciende, por niveles, hacia los lados, generando la forma de un triángulo. Zíos, observa fijamente las figuras, intentando responder a mis preguntas. Frustrado, dice que son estatuas blancas. La más alta, en medio, parece una estatua blanca de Santa Claus.
-; (Después de profundizar en el asunto, le digo a mi cliente lo siguiente); Me gustaría que relajases la mirada, y que contemples, suavemente, a la figura central.
--; (Excitado, Santiago responde.) Ahora, se mueve; como un alegre San Nicolás; el rojo y el verde adquieren vida en su ropa; lleva un collar, con un pendiente redondo, el signo de la paz.
-; ¿Y el significado de este símbolo?
--; Paz, dentro de mí mismo; paz, con lo que he hecho; paz, con la ansiedad. Es todo lo que anhelo; saco mi mano; él se ríe imitando a Santa Cláus con un, "jojo jóu". Me llega el mensaje. Avanzaré más, si consigo las cosas por mí mismo.

Zíos, describe las otras figuras. Cada vez que se esfuerza por verlas con claridad, se convierten en estatuas blancas. Cuando pido a, Zíos, que discierna el propósito de este efecto, él descubre que le muestran el efecto de sus esfuerzos. Ve que esto ocurre cuando siente miedo, o fuerza las cosas, haciendo que sus aspiraciones se queden sin vida, y sean inalcanzables. Los ancianos le dicen, que sus objetivos serán más fáciles si se relaja, y tiene fe en los movimientos internos de su vida. Le dicen que se aligere, que se divierta y disfrute de la vida. Los miembros del consejo continúan mostrándole las actitudes que activan los miedos, con respecto al pasado, y generan ansiedad en el presente;
--; Otro de los ancianos está vestido como Ramsés, (un gran faraón egipcio); su extravagante toga dorada denota una elegancia vacía; no debería preocuparme por ser el hombre que está en cabeza; me vienen las palabras de Jesús; «Los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros.» Cerca de él, hay otro; un cuervo se posa en su hombro derecho. Me viene a la mente la tendencia a ser crítico. El cuervo, representa el impulso de criticar. Cuando temo fracasar, me consumen los pensamientos críticos. El anciano me muestra un pájaro sentado en silencio; no tengo que librarme de él, ni domesticarlo. Debo confiar más, en mi intuición. Cuando me olvido de esto, la ansiedad viene a mi estómago. Cuando lo entiendo bien, siento que un escalofrío asciende por mi columna.
-; Los miembros de tu consejo parecen muy imaginativos. ¿Siempre aparecen como estos personajes?
--; (Se ríe.) No, usan lo que mejor se adapta a cada lección, y a mi estado mental. Sabían que, hoy, Santa Claus atraería mi atención. Son muy listos. Ahora, siento que eran ellos los que enviaban pensamientos a la pequeña habitación que describí al empezar la sesión, cuando llegué al mundo espiritual, y me han ayudado a descubrir las cosas por mí mismo.
-; Zíos, parece que has aprendido mucho respecto de tu deseo de estima y posición, y sobre la ansiedad que surge cuando temes perderlos. La conexión, con las vidas en las que fuiste Álbert y Santiago se está haciendo más clara pero, ¿cómo encaja tu vida como Klaus, en el plan? Sabemos que ese periodo creó un profundo conflicto, y te dejó con sentimientos de abandono.
--; (Pensativo.) Ahora lo veo; era una idea ambiciosa, pero yo la quería. Saliendo del tiempo en el que había sido el esclavo Álbert, resultaba muy tentador elegir el camino ofrecido a Klaus; es decir, ser importante; alabanzas por mis logros, respeto de los demás; realmente me metí en un buen lío. Había tenido la intención de resistirme a la oferta, de seguir mi corazón, de quedarme con mi familia. Pero en cambio, fui a por ello. Veo por qué no podía soportar la matanza. No estaba allí con una sensación de servicio, o con una convicción moral; todo tenía que ver con el reconocimiento personal. Dónovan, y el consejo, sabían que lo de Klaus iba a ser un gran desafío; pensaron varias vías de salida para ese camino, pero yo tenía tanta hambre de alabanzas, que no me di cuenta.
-; ¿Cómo te sientes, al ser consciente de esas intenciones y elecciones?
--; Oh, es una gran ayuda; ahora, sé lo que tengo que hacer; quiero ponerme a trabajar en esto, y lograr mi objetivo; en lugar de buscar tener un rango alto, y mucho poder, (como en vida de alemán), para remediar mis heridas quiero respetarme por el amor y el perdón que puedo ofrecer.

En el año que siguió a su experiencia de regresión, Santiago se tomó en serio el consejo de su guía, y de los ancianos, y encontró una nueva manera de sobresalir. Aprendió a serenarse, a escuchar a su percepción interior, a confiar en su intuición, y en los escalofríos que le recorrían la columna. Ahora, es un hombre inspirado, y lo expresa con estas palabras;

"Aquella experiencia ha cambiado toda mi visión del mundo, mi perspectiva. Al aprender sobre la vida de mi alma, ahora sé que esta vida no es lo definitivo, es un proceso. Los objetivos de mi vida diaria han cambiado; antes, mi autoestima estaba determinada por mis logros materiales. Ahora, huelo las rosas por primera vez, y vuelvo a sentirme conectado, emocionalmente, con la vida. He recuperado mi ética laboral, y mi ansiedad ha desaparecido completamente.
Mi hijo mayor está mostrando signos de ser, exactamente, tal y como yo era; iracundo, frustrado, ansioso. El también era un esclavo, en la vida en que fui Álbert. Ahora le puedo enseñar qué cosas son importantes, y cuáles no lo son.
También me siento más normal. Cuando no me entendía tan bien a mí mismo, me sentía extraño por tener todos esos pensamientos y sentimientos internos. Ahora parecen razonables.
Las cosas, simplemente, saltan a mi conciencia; entendimientos sobre lo que recordé en la sesión, y a veces información completamente nueva. Siento, que puedo comunicar con mis guías cuando lo elijo. Creo que lo que más valoro, es el humor, las ganas de jugar, la conducta paciente y la creatividad de mis guías y ancianos; creo que se me ha pegado algo de ellos.

Siendo humanos, nos escondemos de nuestro propósito más importante, y de nuestra intención original. Nuestras vidas en la Tierra tienden a separarnos del núcleo de nuestro trabajo como almas y nos dejan, no sólo con la angustia del momento, sino con los murmullos resonantes del pasado. A veces, pienso que es notable que consigamos todo lo que conseguimos en una única vida. Para Santiago, recordar su inmortalidad ha sido como sacudirse el sueño, y con él, los errores que acompañan a la somnolencia. Su sentido de sí mismo ha cambiado; ahora él es consciente de su alma, valiente y creativa, y se siente en casa, en un universo sustentado por la sabiduría, inmerso en luz y rodeado de amor.