martes, 19 de julio de 2011

CAPÍTULO 6. El Consejo de los Ancianos

Es interesante oir el capítulo si no eres sordo. Y leerlo, si no eres ciego.




CAPÍTULO 6. El Consejo de los Ancianos.

La gente que viene a realizar la regresión vida-entre-vidas, suele estar muy familiarizada con los libros del doctor Michael Newton. No es sorprendente que la lectura de unas historias tan inspiradoras sobre el más allá despierte el profundo deseo de experimentarlas uno mismo. En el momento de su sesión, Jélen no conocía los libros del doctor Newton ni tenía idea alguna sobre la estructura del mundo espiritual, de modo que lo que hace que esta sesión fuera tan fascinante para mí es la frescura del viaje espiritual de Jélen, y también la validación que tuvo, de primera mano, del material que viene reflejado en los libros de Michael Newton. A veces, la mente puede generar dudas y expectativas, de modo que algunos clientes vienen con una serie de ideas preconcebidas sobre su vida como alma entre encarnaciones. Por fortuna, los guías tienen otras ideas y dirigen, delicadamente, la acción y la energía para asegurar que la sesión resulte reveladora y satisfactoria, para que el cliente viva el viaje espiritual de modo que complazca sus necesidades. Veamos el relato.

APARENTEMENTE, NO ES POSIBLE EXPRESAR la experiencia por escrito; no tiene explicación. Es posible que quieras enfocarte en ardientes preguntas sobre «tu vida actual», pero, en cuanto conectas con el recuerdo de tu vida como alma, recuerdas el amor ilimitado que se siente por ti en ese lugar; un amor que te sustenta a lo largo de tus encarnaciones, el amor de tu guía, la sabiduría del consejo, la profunda conexión con tus amigos del alma; y, todo eso, resulta abrumador.

Una vez que te sumerges en ese amor, ya no puedes sentirte solo ni tener dudas. Es como tener abierta la conexión con una hipotética internet espiritual. Al recordar, puedes reexperimentar la inteligencia de tu alma, y reconectar con ella. Es, entonces, cuando el significado de las luchas de la vida cotidiana palidece porque puedes verlas desde la perspectiva adecuada.

El encuentro con el Consejo de Ancianos es uno de los sucesos más importantes que experimenta un alma en el estado de entre vidas. Así, cuando los clientes hipnotizados recuerdan su presencia ante estos seres sabios, ello les resulta muy significativo. Generalmente, solemos estar acompañados por nuestros guías personales, que nos sirven de mentores, mientras los ancianos preguntan por nuestro progreso y evalúan los resultados. Para el alma que aún está encarnada, el acudir a este foro nos acerca a la contemplación de seres divinos. Según mi experiencia, lo que hace que este caso que relato sea único, es el hecho de que, antes de su vida actual, los ancianos invitaron a Jélen a participar en la forma más elevada de evaluación del alma que conocemos en el mundo espiritual.

Como estos seres superiores, a los que llamaremos ancianos, acabaron sus encarnaciones hace mucho tiempo, no podemos hipnotizarlos en la Tierra para aprender sus secretos. Probablemente, el aspecto más impresionante de esta historia, tan inusual, es que Jélen está siendo preparada para asumir su vocación de guía espiritual en un futuro próximo. Es posible que para prepararla, se le ofreciera un breve adoctrinamiento sobre los misterios de una reunión del consejo. Cuando este caso cayó en mis manos, aún estaba en mi primer año de práctica de la terapia. Actualmente, habría planteado muchas más preguntas a Jélen. En cualquier caso, incluso entonces, me di cuenta de que la participación de mi cliente en ese acto, constituía un gran honor para ella.
En el mundo espiritual, la categoría de un anciano está por encima, incluso, de la de un guía experimentado. Este caso expone una experiencia de formación para las almas del nivel 4 o 5, quienes están preparadas para asumir más responsabilidades de gestión, por así decirlo. La existencia de un alma entraña la resolución de problemas durante las encarnaciones físicas. Tanto los guías, como los ancianos que actúan como consejeros de las almas que están bajo su jurisdicción, tratan de desarrollar, gradualmente, la capacidad de sus pupilos para mejorar sus decisiones, para que hagan las mejores elecciones en cada nueva vida. Esta historia refleja las impresiones de alguien que participó en un encuentro del consejo para evaluar a otros, un nivel que las almas encarnadas no suelen experimentar. A partir de las descripciones de Jélen de su papel menor en la evaluación de un alma, tenemos una comprensión, de los ancianos, que resulta iluminadora y reveladora. Sin embargo, aparentemente, ella aún no está suficientemente iniciada como miembro del consejo para saber lo indulgentes que fueron los sabios en el tratamiento de sus comentarios.

Algunos llaman, «canalizar», a conectar con el mundo espiritual mientras aún se está en la Tierra; es como sintonizar con la emisora de radio adecuada para poder escuchar diferentes músicas. La canalización es una habilidad que puede aprenderse con dedicación y práctica, y también, a través de clases, como las que Jélen recibió en su regresión, con el propósito expreso de establecer una fuerte conexión con su espíritu guía para mejorar su capacidad en este sentido. Pero su sesión reveló mucho más sobre la vida de su alma de lo que ella podría haber previsto.

Los datos previos de la vida de Jélen son, que nació de padres de distintas razas, y fue adoptada poco después de nacer, por una familia galesa. Tuvo una crianza y cuidado seguros y amorosos, pero siempre tuvo problemas con su peso. Por esta causa, se produjeron desencuentros con su madre adoptiva, y ella sentía que estaba siendo juzgada por su físico, aunque sabía que, en el fondo, esto no era importante para ella. Es una persona que cree firmemente que es tu propia riqueza interna la que te hace feliz y te satisface. Está divorciada y tiene una hija, a la que dedica lo mejor de sí misma. No obstante, las relaciones, -más bien su falta de éxito en ellas, y el fracaso subsiguiente a la hora de encontrar alguien con quien convivir-, eran una fuente de continuas decepciones. Era gestora de recursos humanos y entrenadora de personal, pero también había pasado muchos años trabajando con niños desfavorecidos.

Jélen se relaja fácilmente en su sesión, y pronto conecta con sus recuerdos de vidas pasadas, que actuarán como un resorte para entrar en el estado de entre vidas. Se encuentra en un campo de hierba alta, bajo el sol. Es una joven de unos veinte años, llamada Shakira. Se ve a sí misma lavando ropa en un arroyo, con muchas mujeres; todas son amigas, hablan de sus vidas cotidianas, y el ambiente es feliz, lleno de risas y camaradería. Ella vive río arriba, en una pequeña cabaña de madera sobre soportes, y tiene marido y un hijo llamado Yéicob. Jélen recuerda lo siguiente;
"Mi marido es alto, y tiene el pelo rizado, barba y dientes sucios. No es persona agradable. No sé por qué me casé con él. Grita y bebe mucho. Yéicob le tiene miedo. Quiero alejarme de él. Estamos en una fiesta, todo el mundo baila. La música está muy alta, pero estamos en una calle que huele mucho, es como la plaza del mercado. Mi marido está en alguna parte, bebiendo, y Yéicob está jugando con sus amigos por allí cerca. Yo llevo algunas frutas, -granadas, creo-, y estoy hablando con una amiga, diciéndole que quiero irme. Mi marido está muy enfadado porque sospecha que quiero dejarle. Le veo; viene hacia mí; se mete conmigo, me grita y me hace daño. Grita diciendo que he desperdiciado dinero en la fruta. Estoy corriendo y lloro; me escondo en la esquina de un edificio. Yéicob y yo nos abrazamos y estamos llorando, tengo que decirle que todo irá bien. Pero no así; él nos ha encontrado y me está separando para pegarme; Yéicob le observa. Ahora me está haciendo mucho daño, me está ahogando. Le digo a Yéicob que corra.
Estoy acabada; me siento flotar hacia atrás, hay colores, colores flotantes. Es un gran alivio.

Le pregunto como terapeuta; ¿Tienes algún lamento al pensar en tu vida y en cómo acabó?
Jélen contesta; No debería haber aceptado lo que me pasaba, debería haberme ido antes, siguiendo mi intuición, pero me quedé. Me importaba, y no me gusta que la gente me decepcione. Mi marido me hirió porque pensaba que nadie le quería. Ahora estoy en mi forma espiritual y avanzo rápido. Algunas personas salen a recibirme; una es Mélani, (mi hija en mi vida actual), otras dos son Samanta, y Éli, (que son amigas íntimas). Y mi madre actual también viene, resoplando porque llega tarde, como siempre; ella es así. Dan palmas y ríen, están todas de pie y me dicen; «Bien hecho.»
Me siento muy feliz y ligera, es un gran alivio. Ahora tengo que ir a un lugar de restauración, así es como yo lo llamo. Entro, y me relajo en esta otra luz. Es de color amarillo-naranja; simplemente surge de algún sitio, y te hace resplandecer, te llena.
-; ¿Para qué es esto?
-; Bueno, es como poner los dedos en un enchufe. Es asombroso. Te recarga después de haber estado fuera; yo sólo necesito una pequeña dosis porque cuando morí era joven, pero no me gustó mi última vida, fue dura; de modo que, esta energía, me sienta bien.
-; ¿Qué te ocurre después de recargarte de energía?
-; Entro en este espacio enorme, como un coliseo flotante; aquí hay muchos espíritus. Es como si todos estuviéramos esperando que empezara algo, como si se esperara que viniera alguien. Es como estar en un seminario o conferencia. Entender los propósitos de la vida; de eso se trata. Mi grupo está allí, a un lado. Voy a reunirme con ellos.

Jélen ve a algunas almas familiares, a las que llama por los nombres que tienen en su vida actual. Son, Mélani, su querida hija; su madre, y muchos amigos. Gradualmente, empieza a describirlos más en términos de alma, es decir, por sus cualidades energéticas. También sabe los nombres de sus almas, y cuando se los pregunto, dice que ella misma se llama, Simene.
Jélen cuenta lo siguiente;
-; Puedo ver a mamá, a Yéison y a Mélani, éstas son las almas con las que más trabajo. Mamá tiene equilibrio, Mélani tiene compasión, y Yéison tiene fuerza. Yo, (Simene), entiendo el amor incondicional.
Nos gusta encontrarnos y hablar al aire libre. Estamos en un campo. Hay un sentimiento de frescura. Aquí podemos ser libres de reír y decir, exactamente, lo que sentimos. Puedo ver que estamos planificando una estrategia, preparando un plan de juego. Tenemos que hacer esto juntos, porque cuando nos vayamos y tengamos nuestras vidas en la Tierra, podríamos estar separados. De modo que, cuando estamos juntos en el mundo espiritual, planeamos los movimientos con muchas vidas de antelación. Así es como conseguimos nuestros objetivos.
Veo que estamos sentados en torno a una mesa cuadrada de piedra, y en el centro hay un pequeño cuenco con pepitas de oro; así es como las llamo. Son como cacahuetes dorados.

Le pregunto a Jélen; ¿Para qué son esas pepitas?
-; Bueno, las comemos, pero no nos las comemos en realidad; no sé si entiendes lo que quiero decir. Esas pepitas están para ayudarnos cuando volvamos a la Tierra, para ayudarnos a reconocernos. Tomamos las pepitas de oro en momentos clave de nuestro plan; después, cuando estamos en la Tierra, tenemos una sensación de reconocimiento en ese momento clave. Esas pepitas nos dicen que estamos en la buena pista, o que hemos conocido a la persona adecuada. Se aseguran de que, efectivamente, conozcamos a quien tenemos que conocer; mantienen unas listas sobre el plan.
-; Pregunto; ¿Es, algo así, cómo una sensación de algo ya visto?
-; Sí, eso es. Hace que te detengas un momento y que te des cuenta de que está ocurriendo algo importante.
-; ¿Y qué ocurre a continuación?
; Ahora estoy en otro hermoso campo. Hay dos guías a mi lado. Uno, Sirus, está cerca de mí, es joven y de hermoso aspecto, de piel oscura. (Jélen se ríe.). Siento que es un guía de menor categoría, más inexperto. Tiene una sonrisa adorable, y unos profundos y brillantes ojos azules; puede ser un poco travieso a veces; nos reímos mucho.
A lo lejos veo al otro, una mujer madura, con vestido vaporoso; ella es de mayor categoría y se llama, Opas. Se me aparece como luz naranja, sobre el hombro de Sirus.
Me siento tan en casa; ellos me conocen tan bien. Necesito sentir la sonrisa, pero me mantengo en mi lugar; ésa es la función de Opas. Ella conoce todas mis debilidades y recuerda a Sirus que no deje que me desmadre mucho. Ése es mi problema; siempre estoy buscando el amor, -el amor incondicional es mi principal atributo-, y no veo
las cosas malas que vienen hacia mí. Como mi marido en mi última vida, que me metió en problemas.
El sentimiento de estar bajo su cuidado, y el conocimiento que tienen de mí, es asombroso. De modo que me dan un pequeño aviso si voy demasiado lejos, en forma de una luz naranja en mi mente, que me recuerda que debo tener cuidado. A Sirus le han dicho que tiene que ser más estricto conmigo. Sin embargo, me guiña el ojo. Ahora, él me muestra algo importante, algo que me va a ocurrir.
Le pregunto a Jélen; ¿Ocurre en esta vida?
-; Sí. Le va a ocurrir a Jélen. Me muestra dónde vamos a vivir, mi negocio, mi trabajo, y cómo nos irá; estoy, con toda seguridad, en el camino correcto.
Un niño vendrá para decirme que hemos marcado la diferencia para con ellos. Debido a eso, consigo reconocimiento, algo como un premio, ¿acaso la Orden del Imperio Británico? Recibo respeto, y una disculpa. Tardan mucho en llegar, pero ahora estoy haciendo las cosas bien. La luz naranja del trasfondo me muestra que hay un nuevo guía con el que, ahora, tengo que trabajar, pues en esta vida estoy acelerando el paso.
-; ¿Y a dónde vas a continuación?
-; Me veo en este espacio de luz. Es como mármol, pero no lo es. Es transparente. ¡Ah!; veo que estoy en el consejo, es decir, que soy parte de él, que aconsejo a otros.
-; ¿Y eso qué implica?
-; Es como estar en la junta directiva. Soy una de las personas que está en ella en este momento. Muestro amor incondicional; eso forma parte de mi carácter. Cuando hablamos de diferentes personas, es decir, (almas) que dicen esto y aquello, exponemos distintos puntos de vista sobre esa persona y lo que necesita; hablamos de cómo podemos aconsejarles sin decirles, realmente, qué hacer; y entonces me encuentro a mí misma diciendo; «¿Pueden aprender esa lección de otra manera?».
¿Te das cuenta? Este consejo, del que formo parte, tiende a las lecciones rigurosas. Si las almas tienen que pasar por un intenso cuestionamiento, quiero que tengan una forma alternativa de aprender lo que tengan que aprender. Quiero que tengan más amor; así es como veo mi papel.
-; Dime cómo funciona la sesión.
-; Bien, somos nueve. Yo estoy en el extremo de la derecha. Soy de color amarillo-dorado, brillante. En realidad, no puedo ver lo que hay al otro lado de mi sitio, excepto cuando hablan; es entonces cuando el color de la energía, o el sentimiento del orador, se ilumina. Expongo mi visión cuando las cosas se calientan un poco.
-; No puedo imaginarme a las almas calentándose.
-; Tal vez esa palabra sea simplista o inadecuada. Tiende a haber un sentimiento colectivo de acuerdo, para tomar una postura firme con ciertas almas. Oigo, y siento, que la energía aumenta, y es ahí cuando tengo que entrar con mi punto de vista alternativo, y (me implico plenamente, recomendando una postura más suave, y el perdón). Entonces, digamos que la energía se apacigua, y se cuestiona a sí misma, propiciándose (una revisión y resumen) de la situación bajo estudio. Elogian mi punto de vista. Tengo que mostrar al presidente del consejo escenas alternativas (de la vida de un alma), como diagramas o dibujos,; él está en el centro de la mesa. Paso estas tablillas de piedra, con letras doradas y sinuosas, y todo el mundo las examina al recibirlas.
Cuando nos reunimos antes de que entre un alma, siempre comentamos lo que le ha ocurrido en su vida con gran detalle. Revisamos cómo escuchó nuestro consejo (antes de su vida pasada), y anotamos cómo ha reaccionado a él. A veces es muy duro cuando las almas tienen problemas graves, lo cual prueba que no han recordado, o escuchado, nuestras palabras. Al principio, mi impresión es que los ancianos siempre se muestran duros con estas almas que se presentan ante ellos. Resulta tentador exponer mis puntos de vista ante el consejo a favor del amor y la compasión, incluso aunque esté fuera de la reunión y tenga que hacerme oír telepáticamente. Ahora, estoy siendo reconocida más plenamente; la vía que propongo es la mejor. Siento que estoy ofreciendo equilibrio, y marcando la diferencia. Se trata de conseguir el equilibrio adecuado (entre la firmeza y la delicadeza), para cada caso en consideración. Por eso pasamos tanto tiempo revisando los datos que el consejo expone sobre cada alma. Yo tengo que hablar en favor del amor y la compasión, aunque no estoy cerca del presidente. Creo que ahora se me reconoce más plenamente, y mi visión tiene más peso. El líder, es decir, el (presidente), es un alma muy fuerte, con una energía impresionante.

Jélen indica que se aleja de esta escena. Vuelve al campo con sus guías.

-; Ahora, mis guías están juntos, diciéndome en qué tengo que concentrarme. Me dicen; «Casi lo tienes, pero te queda algo más que aprender".
A medida que Jélen vuelve a conectar con sus guías, les pregunto si responderán a las cuestiones que ella ha traído consigo sobre su vida actual. A veces, tener respuestas fáciles no es lo que más le interesa a un alma pero, en este caso, acceden. Jélen es capaz de ver y oír lo que dicen, y me lo cuenta. Yo planteo preguntas personales sobre su vida, trabajo, hija, y sus relaciones. Me da estas respuestas;

-; Necesito actuar basándome más en mi intuición. Si algo va mal, debo aceptarlo, y actuar a partir de ahí. Debo tener más fe en mí misma, en las cosas que no puedo ver ni tocar. Debo recordar que no estoy sola, y que ellos están ahí para mí.
Pensaba que tenía que aprender a confiar más en la gente, pues he desconfiado mucho de los hombres en esta vida. Tengo que aprender a tener fe, y a no desconfiar. Tener fe, y confiar en la gente hasta que se demuestre lo contrario. No debo ser suspicaz. Veo que he ido demasiado lejos, hacia el otro extremo en esta vida, y eso me impide acercarme a los demás. ¡No todo el mundo trata de aprovecharse de mí!
Ahora debo conectar más con ellos, con mis guías, en la vida cotidiana. Si tengo una pregunta puedo, simplemente, plantearla y ellos la responderán, de modo que cuando tenga un sentimiento o una idea, debo prestarle atención.
Si me viene un pensamiento con respecto a qué hacer, o cómo resolver algo, debo escucharlo en lugar de analizar las cosas y sacar ese pensamiento original de mi cabeza. Esto se debe a que, si me equivoco, Sirus vendrá y me llamará la atención, generalmente haciendo que ocurra algo más grande, o más grave. Si escucho con el corazón, todo estará bien.

Jélen considera lo ocurrido en su exposición temporal al Consejo de Ancianos y, finalmente, dice adiós a sus guías. Pasa un tiempo de tranquilidad con ellos, durante el cual no habla, por lo que intuyo que está teniendo una experiencia espiritual muy profunda cuando sus guías se preparan para marchar.

Le recuerdo que ha de mantener sus imágenes en la mente, y que le han aconsejado que conecte con ellos. Éste era el objetivo de nuestra regresión; conocer a sus guías, ser capaz de visualizarlos en su mente, saber cómo llamarlos y sentir su energía. Teniendo esta experiencia, será capaz de mantener su conexión mental y recordarles cuando necesite su apoyo y seguridad. Su asociación única con los ancianos, le ha proporcionado un conocimiento de primera mano sobre el consejo espiritual al más alto nivel.

Jélen se sintió muy feliz con su sesión, y ahora es capaz de conseguir su objetivo; tener un canal de comunicación, tanto para provecho de sí misma como para obtener consejo y sabiduría para otros, principalmente amigos y familiares. El conocimiento de sus guías, sus personalidades únicas, el cómo usan sus habilidades para ayudarla, y cómo esto encaja perfectamente con sus necesidades personales, le ha permitido desarrollarse y crecer hacia una vida más alineada con su verdadero propósito.

Noté que introdujo, rápidamente, cambios en algunas partes de su vida, es decir, en su profesión, intereses comerciales y colegas, sin lamentarse, y enfocó la energía en su hija. A medida que este tiempo llega a su fin, y su hija tiene que ir a la universidad, Jélen va a poder realizar un deseo; volver a su Gales natal. Al hacerlo, ha escuchado su corazón, y ha tenido la valentía de seguir los consejos que oye sin mirar hacia atrás.