miércoles, 27 de julio de 2011

CAPÍTULO 13. El renacimiento de un místico.

Es interesante oir el capítulo si no eres sordo. Y leerlo, si no eres ciego.


 Por Stephen Poplin.

La mayoría, si no todas, de las sesiones de regresión al período de vidas entre vidas que tienen éxito, crean conexiones inspiradoras con nuestra alma y, también, con el mundo espiritual. Aunque, relativamente, pocas florecen al punto de convertirse en experiencias místicas clásicas, -tal y  como las describen los adeptos, santos, psíquicos y místicos-, la siguiente historia ilustra que ésto puede ocurrir, y ocurre. Pasemos al relato.
    
CUANDO ERA ARTISTA, mi cliente, Anne, probablemente tenía muchos momentos inspirados mientras dibujaba y pintaba. No obstante, había abandonado la inseguridad económica del mundo del artista por un trabajo lucrativo, pero exigente, en una gran empresa. Ahora, la suya era una existencia de proyectos en equipo, largas horas y plazos de entrega; algo muy alejado del ambiente típico de poetas y musas.

Era un placer trabajar con Anne; en parte, porque estaba motivada y era proactiva. Le interesaba la astrología y se sentía atraída por lo que ella denominaba, «el arte celestial», que influye en nuestro planeta. Empezamos nuestra primera sesión de regresión espiritual hace unos cuatro años y, a lo largo de nuestra asociación, siempre le ha interesado entender mejor, y completar, el propósito de su vida. Quería saber más sobre sí misma, y cómo desempeñar los distintos papeles que todos, en mayor o menor medida, solemos cumplir; es decir, compañera de trabajo, pareja, amiga, inversora y propietaria de una vivienda. Le interesaba especialmente construir un puente de vuelta a su trabajo como artista visual.

Anne, anotó sus percepciones y recuerdos de nuestras sesiones hipnóticas, que presento aquí con alguna pequeña corrección. Nótense los detalles que una artista visual apreciaría:

La sesión de regresión se produjo en mi casa; yo estaba tumbada en una camilla con una manta, y Stephen me acompañaba sentado en una silla adyacente. Me llevó a lo largo de los primeros pasos de la relajación, respiración y en el conteo retrógrado. Tal como me sugirió, sentí que yo, Anne, (o más precisamente, la mente analítica consciente), se hacía a un lado, desde donde podía observar sin interferir el procedimiento.
Stephen planteaba preguntas y hacía comentarios para dirigir la sesión. No mencionaré todos ellos. Más bien, me enfocaré en los sucesos que se produjeron durante el viaje.

Lo primero que veo es un ojo gigante. Sé que es dios. A continuación, como si hubiera dado un paso atrás para ver todo su ser, lo veo como un dios de Miguel Ángel, el Padre, con pelo largo, blanco y flotante, barba y una túnica blancas. Es como si estuviéramos en las nubes, mirando un paisaje de montañas. Él está apuntando, y yo entiendo que me está indicando adónde ir. Miro hacia abajo, y veo que calzo zapatos exquisitamente lujosos, hechos de material suave y sedoso, con bordados de flores y piedras preciosas incrustadas. Visto túnica de estilo renacentista, y estoy sentada en el patio interior, y jardín, de una casa aristocrática. Al principio, me siento como la hija querida de esta casa, una mujer joven, pero después, mi percepción cambia, y mi hija, una niña pequeña, está allí conmigo. Entiendo que aquel lugar es el hogar de mi matrimonio. Hay mucha felicidad y belleza. Amo a mi niña pequeña; ella es adorable, traviesa, tiene unos cinco años y corre por el jardín, jugando. Tiene una hermosa cabeza cubierta por cabello, moreno y rizado y, por eso, la llamo, «mi pequeña tormenta».

En su vida actual, Anne, no tiene hijos, pero esto no le apena. He notado que muchas almas avanzadas, que tuvieron hijos en sus vidas pasadas, o bien muestran neutralidad hacia este deseo en su vida actual, o se abren a que el Hado les de un hijo. Suelen ser muy buenos tíos, tías, y padrinos. Por supuesto, muchas almas avanzadas pueden elegir tener hijos, lo que es un honor, y responde a un contrato espiritual).

Mientras Anne continúa con su narración, nótese la sorprendente toma de conciencia sobre quién, o qué, es en esta escena. Oigamos lo que dice:

La escena cambia, y parece que estoy en lo alto de la torre de un castillo, como en el balcón de un torreón. Estoy mirando hacia abajo, y allí veo a una mujer joven, de pelo negro, que sale cabalgando hacia lo lejos. Me siento muy triste de verla partir. Después, me doy cuenta de que soy la misma mujer que antes, pero ahora estoy muerta, y mi espíritu está mirando a la mujer joven, que es mi niña, que ahora ha crecido. He muerto durante una guerra o invasión. La mujer que cabalga ha hecho el voto de vengar mi muerte, y está yendo hacia una batalla.

Anne se sintió agradablemente sorprendida al saber que esta hija, de pelo oscuro es, actualmente, compañera de trabajo y amiga llamada, Sarah. Habían hecho chistes de que, probablemente, se encontraron en vidas pasadas, ¡y ciertamente, lo hicieron!

La presencia de otras personas en nuestra vida, proporciona un enfoque rico y significativo en las sesiones, pero aquí quiero presentar la colorista vida anterior de, Anne, sus recuerdos de la vida-entre-vidas, y cómo integró estas experiencias para percibir su vida actual de una manera profunda y expandida. Conforme, Anne, continúa el viaje de su alma, la antigua idea de que conseguiremos nuestra recompensa en el cielo se hace más clara, pero no en el sentido tradicional. Ahora, acompañamos a esta alma hacia arriba, a su hogar en el espíritu, y nos lo cuenta así:

Desde allí, desde el vórtice, llego a un lugar que sé, inmediatamente, que es mi casa. Cuando Stephen me pregunta, le digo que es el lugar de la perla, el lugar al que voy cuando practico mi arte, y de nuevo vuelvo a llorar, diciéndole a Stephen que siento mucha añoranza por volver allí.
No soy yo, Anne, quien experimenta y dice esto; ahora es otro ser, quien conoce, íntimamente, el lugar que llamo, la perla. Este sitio es muy hermoso; todo parece estar hecho de cristal, luz y tonos perlados radiantes y, al mismo tiempo, es informe. Cerca, un poco por debajo de mí, hay un grupo de gente sentada. Todos brillan y están hechos de luz, y sé que, todos ellos, son artistas de un tipo u otro; son escritores, poetas, pintores, bailarines, actores, etcétera. Más lejos, puedo ver formas resplandecientes de personas que vienen y van, como si ellos, al igual que yo, se marcharan o volvieran a aquí. Algunos parecen reyes y reinas, pero sé que son actores, llevando sus trajes en obras de teatro de Calderón de la Barca. Cuando miro al grupo de personas sentados más cerca de mí, me sorprende ver a mi amiga, Sarah, mirándome. Lo que veo no es, exactamente, la Sarah humana que conozco; es el aspecto más elevado y puro de su ser; y me conmueve enormemente comprobar lo hermosa que es.
Stephen pregunta por el lugar de la perla y su gente, y yo le digo que somos un ser esférico. Cuando digo esto, veo el lugar de la perla como a distancia; es una esfera hecha de la unión de todos los espíritus. En el lugar de la perla, aunque tenemos nuestros espíritus individuales, estamos unidos, y somos parte de una esfera brillante. Le cuento esto a Stephen de una manera muy directa, como un ser que, simplemente, lo sabe.
Después, veo al dios del comienzo del viaje, mirándonos hacia abajo. Le digo a Stephen que ese dios no es del lugar de la perla, no es como nosotros. Nosotros somos como los saltamontes de la fábula de las hormigas y los saltamontes; nos encanta jugar, reír y hacer cosas muy hermosas; y, aquí, a diferencia de la fábula, no hay castigo. Digo a Stephen que dios nos creó porque le hacemos feliz. Él tiene muchas responsabilidades, y viene aquí a aliviarse. Entonces, veo mi canal abriéndose en el cristal, y empiezo a caminar a través de él. Stephen me pregunta qué significa esto, y le digo que todos tenemos un lugar como éste, al que vamos solos. El canal se abre, dando lugar a una especie de ruedo o valle, rodeado a ambos lados por acantilados de cristal de roca. Unas veces, parecen como cristales, y otras, como piedras. Yo estoy en el centro, sosteniendo un cristal de roca en la mano. Le digo a Stephen que, aquí, es donde venimos a aprender muchas cosas y, después, cuando estamos completamente listos, nos trasladamos al vientre de una mujer. Puedo ver, o sé, que, desde arriba, el canal y el ruedo se parecen a un útero y a un canal vaginal.

A partir de la descripción de, Anne, podemos darnos cuenta lo conmovida que se encuentra. Tenía lágrimas en los ojos, y un sonrisa beatífica en los labios. Estaba en éxtasis. En este lugar, intermedio entre la Tierra y la esfera de la perla cósmica, ella imaginó que yo toqué su mano, pero yo tuve la sensación de que se trataba de una asociación y de un toque de
una vida muy anterior. Y continúa su relato:

Me siento hechizada por el lugar, y me deslizo pacíficamente hacia allí. Como Stephen cree que podría quedarme dormida, levanta mi brazo. En cuanto lo hace, me convierte en el padre Guillermo, caminando un sendero de montaña con un bastón de apoyo, dentro de un paisaje que se abre en la parte posterior del lugar de la perla. Estoy vestida de monje, y siento las sandalias en mis pies cubiertas de polvo, por haber caminado muchos kilómetros. En este punto, debo estar en trance profundo, porque el padre Guillermo está más vívidamente presente en mi cuerpo que cualquier otra cosa que haya ocurrido antes. Mi voz cambia, y la voz Guillermo habla a través mío, conversando con Stephen. El padre Guillermo vive cerca de Siena, en Italia; es monje eremita y vive en una pequeña cabaña del bosque. La gente del lugar le lleva comida. Tiene muchos manuscritos en la cabaña; lee algunos y otros los escribe. Es hombre mayor, y está muy cansado. Cuenta que ha renunciado a todos lo placeres del amor, la familia y los amigos, para servir a Dios. También, que ha aprendido muchos idiomas, estudiado muchas disciplinas y viajado para extender las enseñanzas de Dios. Stephen pregunta por las enseñanzas del padre Guillermo, interesándose de si su Dios es el de los católicos. El padre Guillermo se ríen y le dice que Dios es amor a la gente, y que él sólo es un instrumento a través del cual ese amor puede fluir. Siento, que el padre Guillermo es un alma muy sabia y compasiva, de corazón y  motivos, puros. Stephen le pregunta si lamenta haber dejado atrás a sus familiares y amigos, y la posibilidad de casarse. Él sonríe suavemente y apunta hacia arriba, diciendo; ¿qué mayor amor puede haber? Esto lo dice refiriéndose al amor de Dios. Y continúa con un, “Además, tengo el pájaro que me hace compañía”.
Ahora puedo ver la rama de un árbol por la ventana de la cabaña y, posado en ella, hay un pájaro color arco iris, que canta hermosas melodías para el padre Guillermo. El pájaro se transforma en una imagen de Cristo, llevando túnicas azules y blancas, y apuntando hacia el Sagrado Corazón llameante. El padre Guillermo, ha aceptado circunstancias muy duras con alegría, para seguir el camino de servir a su dios. No obstante, puedo sentir que está muy cansado.
Stephen pregunta cómo acaba esta vida, y veo al padre emprender uno de sus viajes por el bosque. Por primera vez, en lugar de seguir adelante se detiene a descansar, junto a un arroyo, para disfrutar de la paz y la belleza que le rodean. Y muere, pacíficamente, sentado junto al arroyo, inclinado levemente sobre la hierba.
Stephen me pregunta qué significado tiene la vida del padre Guillermo para mí, y yo vuelvo a llorar, diciendo, “no puede ser así, fue demasiado duro, demasiado duro”. Y, entonces, vea a Dios, al regresar al lugar de la perla, que me toma en sus brazos diciendo; “Todo está bien, no tienes que ser un padre esta vez; vas a ser un hijo, el pájaro que canta las canciones del Corazón Sagrado”.

Ésta, fue una experiencia tan hermosa e intensa, que sentí una inmensa gratitud por haber sido testigo de este viaje. En mi tiempo, en la Tierra, habían transcurrido muchas horas, pero sabía que para, Anne, en aquel esto de dicha, la sesión no le había resultado larga en absoluto. Ella estaba fuera del tiempo, en un hermoso lugar de serenidad. Sin duda, una de las ventajas de llamar a casa es permitir al viajero flotar en éxtasis y saborear los múltiples recuerdos y sentimientos durante todo el tiempo que pueda. Anne, estaba llena de corazón y espíritu y vi, que estos grandes sentimientos podían continuar. Había llegado la hora de irme, pero aún no era el momento de que bajara el telón y acabara la obra de teatro. Rehice el escenario, sugiriendo a, Anne, que siguiera tumbada mientras yo me ausentaba en silencio. Mi cliente sigue el relato de esta forma:

Entonces, Stephen, me preparó para acabar la sesión. Hablamos un poco y, después, se fue. Pero, después de esta notable experiencia, quedé en estado de conciencia expandida por varios días. Durante la sesión de la noche, volví a experimentar, entre otras cosas, al dios que me reconfortaba, y observé que me llevaba en un ascensor, descendiendo hasta el nivel de piso al que accedí. Entonces, le pregunté; ¿Que se supone que tengo que hacer ahora? Dios me da dos maletas; tomo una en cada mano, y él dice; “Tienes, todo lo que necesitas, en tus dos manos”.

Anne, no sabía que las maletas eran algo más que símbolos. A lo largo de los meses siguientes, oyó una llamada interna para trasladarse al sur, un lugar más cálido que le hubiera gustado al padre Guillermo.

Anne, metafóricamente, flotó en el aire durante días. Su alma había despertado o, tal vez, con más precisión, ahora tenía un acceso más claro a la consciencia cotidiana. Nótese, en lo que nos cuenta a continuación, que mi cliente se vincula, proactívamente, con sus recuerdos y revelaciones cuando va concluyendo su narración de hechos:

Ocurrieron cosas memorables. Aunque sabía que podía retornar a la realidad llamada, normal, continué permitiendo que la experiencia me empapara. Era como si se hubiera abierto una cortina que revelara otra realidad, literalmente, la experiencia tangible de una realidad espiritual, y yo quería quedarme en su flujo. Un par de días después, visité la consulta de Stephen, para hacer otra sesión, en parte para ayudarme a procesar las cosas tan notables que me habían ocurrido. Tomé el metro, y después caminé varios bloques de casas. Durante todo ese tiempo, era como si flotara en otra realidad mística. Era capaz de cruzar calles llenas de tráfico sin mirar a coches y semáforos, y eso que yo suelo ser muy cauta. Mientras caminaba, mucha gente giraba la cabeza para sonreírme, como si sintieran la presencia en la que estaba inmersa. Después de hablar con Stephen, hicimos otra sesión de regresión. En esta ocasión yo era un pájaro blanco, que volaba hacia el sur, a una isla en medio del océano. Encuentro una montaña en la isla, y el dios de la sesión anterior está en su cima, esperándome. Me siento en sus brazos, como un niño con su padre, sintiendo la belleza del amor divino. Seguidamente, como un pájaro blanco, vuelvo a volar hacia el norte. Veo debajo de mí a los Estados Unidos de Norteamérica, específicamente la zona de Florida, y veo que el pájaro se posa allí. Aunque en el pasado pensé en trasladarme a Florida, ahora entiendo, plenamente, que es el lugar en donde debo que estar.
Tendría que escribir mucho más, para describir completamente el significado de estas sesiones y los sucesos que les siguieron, pero fueron como el cuadro de pintura de Caraváchio titulado, “La conversión de San Pablo”, en el que, después de tener una experiencia de Dios, San Pablo cae, literalmente, del caballo. Desde entonces, mi vida ha sido un intento de integrar esta experiencia. Las lecturas subsiguientes me han confirmado que lo que ocurrió fue como una primera etapa del despertar, o una llamada al camino místico.

Anne, se trasladó a un clima más cálido, comprando un apartamento cerca del mar, en Florida. Encontró muchas maneras de relajarse y disfrutar de la vida, y se compró un cachorrito para acompañarla en sus paseos por la playa. Desde la sesión, ha hecho cambios profundos en su relación con su cuerpo y su salud. Me enteré de los cambios positivos, por su correspondencia posterior, en la que me contaba lo siguiente:

Soy consciente de que quiero que mi cuerpo sea más fuerte para este tipo de experiencias espirituales; que esté más abierto a ellas. La oración, las meditaciones y la autohipnosis, me han ayudado a abandonar, finalmente, el hábito de fumar y, lo que es más importante, a renunciar, completamente, al deseo de hacerlo. También, soy más consciente de que mi alimento está compuesto por formas de vida, y de que quiero comer con placer, sin duda, pero también con agradecimiento y moderación. Asimismo, trato de ser consciente de mis energías y hábitos negativos, y quiero transformarlos en prácticas más positivas, de una manera delicada, perdonándome a mí misma.

Me impresionaron, de manera especial, los grandes cambios que se produjeron en la vida profesional de Anne. Está planeando seguir trabajando, a tiempo parcial, en la empresa, pero ya ha reducido sus posesiones y las presiones a las que se veía sometida. Su nueva actitud en el trabajo es asombrosa. Ahora, sus actividades están acompañadas por la simplicidad y la serenidad.

Sabía que nuestras sesiones espirituales, especialmente las sesiones de integración de la experiencia, habían sido muy valiosas para ella, pero cuando le pedí que compartiera algo más de su viaje para este libro, me sentí muy conmovido y humilde al enterarme de hasta qué punto le habían afectado positivamente. Tengo la sensación de que ella siempre había estado preparada y dispuesta; ahora había llegado el momento, y yo tenía las herramientas adecuadas. El resto, fue magia y gracia divina.

Anne está buscando maneras de ayudar a los demás, dentro y fuera de su lugar de trabajo, y de volver a expresarse artísticamente; bien a través de la pintura, o cantando la canción del pájaro sagrado. Ella se ha sintonizado, y la mística ha vuelto a nacer. La artista ha vuelto a contactar, conscientemente, con la musa.

Tres años y medio después de nuestra primera sesión de hipnosis, Anne compartió conmigo lo siguiente:

Mi vida diaria ha cambiado drásticamente. Aunque volví poco a poco a un estado menos elevado, seguía notando la llamada de lo divino y sentí, y continúo sintiendo, el amor indescriptible que aprecié en todos los seres vivos. Me esfuerzo por sintonizar todas mis acciones con el reino espiritual, acercarme todo lo posible al perfecto amor y unión que me fueron revelados. En la terminología clásica usada por los místicos, ahora estoy recorriendo la vía unitiva, de unidad con Dios. Ahora, contemplo mi deseo de volver al arte como algo que haría para servir al reino mayor del espíritu.
Antes, caminaba el mundo del plano terrenal. Ahora, estoy aprendiendo a vivir y a caminar, conscientemente, entre dos mundos; el del plano terrenal y el de los diferentes aspectos del plano espiritual. Me interesan todas las tradiciones y prácticas espirituales, y estudio temas por los que antes no sentía interés especial, tales como chamanismo, budismo, taoísmo, misticismo cristiano, desarrollo psíquico, tarot, hipnosis transpersonal, etcétera. En todo lo que hago, trato de ser un canal para el amor divino procedente del plano espiritual.
Mientras reflexiono sobre todos estos cambios, tengo que decir que la apertura a lo divino, a través de la sesión de regresión, probablemente ha sido el suceso más importante de mi vida.